viernes, 5 de marzo de 2010

Mil y una noches de insomnio


Muchos de nosotros nos preocupamos por el día a día, por vivir el día al máximo, por crear, por forjar un futuro, por amar y ser amados, por trabajar y subsistir, hay también aquellos que no tienen porque amar, ni trabajar. Son felices con su modo de vivir a base de lujos y apariencias, pero en sí, siempre mencionamos el día y dónde quedó la noche. Sólo en fiestas o juergas de aquellas decimos nunca más, pues no. La noche para muchos de nosotros es parte de nuestro día, pese a que el sol se oculte y la luz natural y hasta la artificial se apague y queda el silencio, el color de la noche, los ruidos que la oscuridad emite, aquellos que no todos podemos escuchar. Es ahí donde para muchos la vida es como el día, pues es ahí donde también creamos, imaginamos, planeamos. Las ideas fluyen de tal manera pues el silencio, la oscuridad, la armonía hacen que nuestras ideas o planes se hagan aún más claras o pensamos que es así, aunque parezca todo lo contrario. Se dice que la noche se ha hecho para dormir, pero ¿quién lo ha dicho?, ¿por qué lo hacemos? o ¿por qué intentamos hacerlo? Si nos damos cuenta decimos: me amanecí tomando unos tragos, me amanecí estudiando, me amanecí trabajando, me amanecí amando, me amanecí pensando en ti. Claro q eso es algo q utilizamos para impresionar o conquistar a alguien o algo así. La noche es para muchos el espacio en el cual nuestro cerebro empieza a funcionar, hay muchos que en el día no hacen más que pasar las horas, pues que les queda, pero hay aquellos que somos fieles a decir que la noche es el momento ideal para pensar, analizar, recapacitar, claro si es que tenemos algo de conciencia.
La noche puede llegar a ser el momento más excitante del día pero también puede convertirse en tu enemigo, pues hay días de esos que uno ya no quiere pensar, ni reflexionar, tampoco crear o imaginar, menos amar, incluso no queremos existir. Es ahí donde la noche se vuelve cruda, amarga, indeseable y lo peor es que las horas, el tiempo, pasa lento, así de lento como pasan los días de ocio, de abandono. Entonces, yo me declaro insomne al 100% y puedo desear, amar la noche, pero también puedo llegar a detestarla, odiarla, pero ella no va dejar d existir. Me queda el alivio que nosotros sí.

jueves, 4 de marzo de 2010

Bienvenida!

Quiero darle la más cálida bienvenida a Noris Sara Rodas Oré y su espacio Noris y más! por esta nueva incursión en el mundo del Blog. Estoy seguro que su prosa y esa chispa sui generis nos harán delirar y gozar con cada uno de sus relatos.

Te deseo todo lo mejor y que esta experiencia sea fascinante…

Rodolfo Ulises Rodas Oré